Jorge Sampayo

Un Suspiro en una Época de Gritos

¿Es posible hacer una diferencia en el mundo sin levantar la voz? Hoy en día es fácil quedar atrapado en el bullicio de la sociedad, paralizado procesando datos que viajan a la velocidad de la luz por todo el mundo desde la palma de la mano, congelado en el movimiento de los autos y la gente sin descanso, desensibilizado recibiendo información en todo momento que deja nuestra mente excesivamente estimulada.

Me da un americano cargado para llevar.

Todo esto nos vuelve indiferentes, siempre ocupados, siempre con urgencia, educados en nuestra propia ignorancia, confortablemente sosegados. Viendo un mundo quebrado, condenado y cuya muerte no sentimos. En una vieja ciudad de bellezas que se pierden entre el polvo.

¡Pero dese prisa, que ya voy tarde al trabajo!

Vivimos en la era del ser exactos, donde cada uno va hacia su destino cual si fuera una hormiga entre tantas otras, chocando nuestras antenitas y esquivándose, comunicándose lo menos posible, diciendo sólo lo indispensable.

¿Bolsa de papel o plástico? ¿Para llevar o para comer aquí? ¿Tarjeta de puntos? ¿Leche entera o deslactosada? ¿No tiene cambio?

Todo este caos nos hace querer alejarnos de todo y de todos. Precisamente por eso, hoy más que nunca, es importante detenerse y escuchar las historias de quienes nos rodean. A veces, las palabras más poderosas son las que se susurran, las que parecen quietas, las que llegan con calma.

¿No saborea su café?

Flujo y reflujo, uno contra el otro.

¿A qué sabe el suyo? ¿Expreso? ¿Qué es eso?

En su punto, un espresso es una bebida sublime, suave, cremosa, con un cuerpo maravilloso y, complejos pero balanceados sabores. Una rica dulzura y una acidez vivísima, combinadas con una amargura sofisticada. Tiene un rico y denso cuerpo con un fuerte aroma. Es un placer mirarlo, con su intenso color oscuro y la contrastante crema brillante. Y, por supuesto, cuenta con propiedades estimulantes. En todos los aspectos, una bebida placentera. Desafortunadamente el espresso cuenta con un aire presuntuoso, pues cualquiera que haya degustado las maravillas de uno excelentemente preparado, encontrará como algo completamente inaceptable uno mal hecho, como comer una fruta podrida. Y, para otros, que jamás han degustado uno bien hecho, no entenderán el porque las personas lo piden si lo tendrán en el concepto de ser simplemente café amargo, muy cargado y sobrevaluado.

¿Cuánto cuesta y porque tan caro!

Realizar algo de tan profunda maestría no es sencillo. En sus orígenes, un barista era todo aquel que trabajaba en una barra de café. Recientemente, la palabra ha pasado a tener la interpretación de aquel que hace espresso profesional. Un barista puede hacer o descomponer café. El o ella deben entender las peculiaridades de la máquina de espresso, el molino y el principal ingrediente, el café. Debe de hacer un buen café consistentemente y bajo presión. Y, lo más importante, un gran barista debe tener pasión por el café.

Pero si sólo es café...

¿Cómo podemos percibir los pequeños detalles en un mundo que va contracorriente? El café de cierta manera te obsesiona, se vuelve una emoción en ti. Todo aquel que se introduce al mundo del café termina convirtiendose en una persona apasionada al hablar del mismo. ¿No debería ser así cada acto y cada momento? Hacer cualquier cosa con dedicación y con amor. Préstando atención en lo que se hace, enfocándose en el momento que se está viviendo, en lo que se está sintiendo.

No tengo tiempo.